LAS CORRIENTES POLÍTICAS EN EL MUNDO
Esta
clase tiene por objetivo formar a los alumnos en el conocimiento de las
principales corrientes político-ideológicas de los últimos dos siglos. Pretende
ser un ejercicio relativamente comparativo, que le facilite al estudiante la
ponderación de los respectivos universos teóricos, con vistas a lograr una más
fundada toma de posición frente a las cuestiones que entre éstos se debaten.
Como su fin es pedagógico, el texto incurre en burdas simplificaciones, que los
lectores habrán de desandar en las próximas etapas de sus búsquedas cognitivas
particulares.
PRINCIPALES CORRIENTES POLÍTICAS
derecha
El liberalismo.
El
eje de esta corriente está puesto en la libertad individual. Su unidad de
referencia es el individuo. La sociedad no es más que la colección de
individuos abarcado dentro de los límites del territorio de un Estado.
Expresiones como “clase”, “sociedad”, “comunidad” o “nación”, para los
liberales, siempre pueden ser descompuestas en un elemento básico: el ser
humano individual, único e irrepetible. Esta persona individual se la presupone
como racional y consciente de si, dotada de intereses privados que motivan su
acción en sociedad. Las distintas acciones sociales de la multiplicidad de
individuos tienden a equilibrarse espontáneamente hacia la felicidad de todos.
Si cada uno persigue su interés egoísta libremente, hay una “mano invisible”
que lo orienta en beneficio del conjunto.
La
propiedad privada de los medios de consumo y de producción, es justificada a
partir del trabajo individual. Una persona es legítima propietaria de sus
bienes porque son fruto de su trabajo personal. El orden jurídico debe proteger
este derecho de propiedad, porque es un derecho natural, anterior al Estado.
Son
exponentes típicos del pensamiento liberal John Locke, en lo político y Adam
Schmit en lo económico.
El
papel del Estado es garantizar externamente el orden social. No debe interferir
en las acciones de los individuos. Debe establecer reglas de juego generales, y
garantizar la seguridad externa e interna: reprimir a los delincuentes y
defenderse de las agresiones de Estados extranjeros.
El
postulado liberal en materia educativa es la universalidad. Para alcanzar ese
estatus de racionalidad del individuo, es necesario que se le provea al menos
una educación básica. Solo un individuo educado puede ser un ciudadano
responsable que participe con la mesura necesaria en el proceso político. La
creación de sistemas de educación básica es una creación del Estado Liberal.
Pero que se haya postulado la universalidad de la educación no quiere decir que
esta se haya logrado, dado que existen condiciones sociales y económicas
limitantes que este tipo de estado no puede modificar por si mismo.
EL CAPITALISMO
El capitalismo es el sistema económico fundado en el capital como relación social básica de producción. El capital es un factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con otros factores, principalmente el trabajo y bienes intermedios, se destina a la producción de bienes de consumo. Es la cantidad de recursos, bienes y valores disponibles para satisfacer una necesidad o llevar a cabo una actividad
definida y generar un beneficio económico o ganancia particular. A menudo se
considera a la fuerza de trabajo parte del capital. También el crédito, dado
que implica un beneficio económico en la forma de interés, es considerado una
forma de capital (capital financiero).
En
el capitalismo los individuos privados y las empresas, empleando trabajadores
asalariados, llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de
servicios, con el propósito de producir y acumular ganancias u otro beneficio
de interés propio.
También
se denomina capitalismo o sociedad capitalista a todo el orden social, político
y jurídico originado en la civilización occidental y basado en aquél sistema
económico. El orden capitalista se distingue de los anteriores por su movilidad
social y por la regulación formal de las relaciones sociales mediante el
contrato libre.
Existen
diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según la
perspectiva social e ideológica desde la cual se lo analice.
El
capitalismo es concebido, al menos, de tres formas diferentes dependiendo del
énfasis en la consideración de ciertas características como determinantes o
intrínsecas, desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales,
sin que esto implique una exclusión mutua de las diferentes definiciones.
http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/fyc/fyc_4_13.html
CONSERVADOR
Conservador es una adjetivo que
menciona a aquel o aquello que conserva (guarda, respeta, protege). El término,
que procede del vocablo latino conservātor, se
utiliza para nombrar a la persona o al partido político que es favorable a la
continuidad de las formas de vida actuales.
Los conservadores, por lo tanto,
se oponen a los cambios radicales. El conservadurismo es una doctrina asociada
a la derecha política que suele defender las tradiciones, los valores
religiosos y el nacionalismo. A nivel económico, los conservadores de antaño
eran proteccionistas, aunque en la actualidad suelen involucrarse con la
defensa del libre mercado.
Concretamente podemos
establecer que un partido o un político conservador considera que la religión
es pilar fundamental de la sociedad ya que gracias a la misma se establece un
nexo de unión de todos los individuos y también es una necesidad espiritual del
ser humano.
De la misma forma, apuesta por
el orden establecido tanto en materia política como social, está a favor de la
propiedad privada, apuesta por lo que se conoce como prudencia fiscal y no duda
en respaldar en todo momento lo que es la ley natural, es decir, el Derecho
sustentado en lo que es la costumbre.
Un político conservador, por
definición, desea mantener el statu quo de las condiciones existentes. El
dilema radica en la posición adoptada ante los cambios históricos. Por ejemplo:
la revolución encabezada por Fidel Castro en Cuba supuso una ruptura histórica
en el modelo histórico y social del país. En la década de 1960, por lo tanto,
los comunistas y socialistas eran revolucionarios que derrocaron el régimen
conservador de Fulgencio Batista. Hoy, cincuenta años más tarde, dichos
revolucionarios se han convertido en conservadores ya que defienden el mismo
sistema desde hace medio siglo.
IZQUIERDA
COMUNISMO
El comunismo es una ideología
política así como también un sistema de organización social que implica la desaparición
de las clases sociales, la planificación económica y comunitaria, la abolición
de la propiedad privada sobre los llamados medios de producción y también sobre
el trabajo mismo.
El comunismo propone la
colectivización de los medios de producción y la repartición equitativa del
trabajo y bienes. Las bases del comunismo fueron fundadas por Engels y Marx
como una nueva forma de interpretar la historia.
El gobierno comunista ideal
presupone la ausencia de un gobierno coercitivo que debería luchar contra la
propiedad privada y la acumulación del capital a través de la revolución.
Algunos expertos rastrean el origen de algunas bases del comunismo en las
primeras comunidades cristianas, incluso en la República de Platón.
Según Marx, experimentamos la
opresión en las relaciones de producción dentro del sistema capitalista. Estas
relaciones y la lucha de clases generarían las condiciones de consciencia
social que permitirían la revolución. Para la revolución sería necesaria la
creación del partido que daría unidad y cohesión a la sociedad en el preciso
momento en el que el sistema capitalista sufriera una crisis interna que lo
pusiera en peligro.
VIDEO DEL COMUNISMO:
Fuente:
https://concepto.de/comunismo/#ixzz6JReWAmHE
El Marxismo.
El liberalismo fue el discurso
político con el que la burguesía en ascenso derrocó al antiguo régimen, y dio
lugar a la transformación capitalista del Estado Moderno. La implementación, a
partir de las revoluciones burguesas de fines del siglo XVIII, en Europa y
Estados Unidos, del Estado liberal, dio cabida a la expansión del capitalismo,
a escala mundial. El crecimiento de las fuerzas productivas dio así un salto
sin precedentes en al historia de la humanidad. La expansión de la industria
capitalista y del colonialismo extiende el poder del capital a todos los
rincones del planeta.
Pero junto con esta expansión,
surge una clase trabajadora urbana, que subsiste en condiciones de pobreza. La
economía capitalista tiene un desenvolvimiento cíclico. En los momentos de
expansión la industria capitalista emplea crecientemente mano de obra. Pero en
los momentos de recesión, la expulsa. Se genera desempleo, miseria y hambre.
Esto provoca protestas obreras. Al comienzo, de manera espontánea. Pero luego,
la clase obrera va haciendo experiencia y va organizando estos enfrentamientos,
dando lugar a la creación de sindicatos, cooperativas y mutuales obreras. Hacia
1848, este movimiento adquiere carácter revolucionario. Se crean partidos
obreros que impugnan el capitalismo y reclaman, no ya mejoras parciales, sino
el cambio del sistema. Demandan el socialismo, al que entienden como una
sociedad de iguales, sin explotación de clases.
La principal doctrina política
de esta corriente fue expresada por Carlos Marx, y se encuentra condensada en
el “Manifiesto del Partido Comunista”. En esa época “comunismo y socialismo” se
utilizan como sinónimos por oposición al capitalismo.
Marx hace una crítica radical
al capitalismo. Su unidad de análisis no es el individuo, sino la clase social,
entendiendo como tal el conjunto de personas que se ubican de un lado u otro de
la propiedad de los medios de producción. La propiedad es considerada
apropiación del trabajo ajeno. El proletario, desposeído de medios de
producción, se ve obligado, por necesidad, a vender su fuerza de trabajo a un
capitalista, a cambio de un salario. Pero éste no paga por toda su fuerza de
trabajo, sino por la cantidad de dinero necesaria para que éste pueda seguir
trabajando. La parte del trabajo del obrero que se apropia el capitalista, pero
que no retribuye, se llama plusvalía. Es el núcleo de la explotación
capitalista. El capital está formado por la acumulación de plusvalor. Es decir
que el capital acumulación de trabajo obrero, apropiado por el capitalista en condiciones
sociales desiguales. La propiedad capitalista, en este sentido, es ilegítima, y
como tal, postula Marx, debe ser expropiada, a toda la clase capitalista,
mediante una revolución proletaria.
Marx denuncia que el papel del
Derecho y del Estado capitalistas es reproducir la dominación de la clase
burguesa sobre la clase obrera. No hay un Estado neutral. La democracia
burguesa, dadas la desigualdad social imperante, es un fetiche.
El destino político de la clase
obrera es transformar la protesta en movimiento revolucionario. Para lograrlo,
se debe conformar un partido proletario, que tome el poder del Estado, expropie
a la burguesía y de ese modo ponga fin a la dominación de una clase sobre la
otra. Establecida la igualdad social, recién entonces sería posible la
democracia. Y como se habría extinguido la dominación de clases, no tendría
sentido el Estado, que tendería a disolverse.
La función de la Educación
burguesa, para el marxismo, es reproducir las condiciones de explotación
capitalista. Difunde una “falsa conciencia” que mantiene a los obreros en la
ignorancia de la explotación a la que son sometidos. En contraposición,
atribuye al socialismo una función educativa sobre la clase obrera: instruir al
proletariado y expandir la conciencia de clase, que los lleve a su liberación.
Por eso incluye como uno de los puntos del programa revolucionario el
establecimiento de un sistema efectivamente universal e igualitario de
educación pública.
Desde la caída del Muro de
Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética, este paradigma, en su versión
oficial, entró en crisis. Pero muchos de sus seguidores renovaron su
pensamiento teórico y su práctica política, dando lugar a lo que se da en
llamar el “Neomarxismo” que tiende a converger con la luchas altermundistas, ambientalistas
y anticapitalistas en general.
Reformismo - Socialdemocracia.
Parte del movimiento obrero se
diferencia de la opción marxista y permanece más apegado a las prácticas
cooperativistas, mutualistas y sindicalistas. A partir de estallido de la primera
guerra mundial, se produce un debate en su interior. Un sector de éste rompe
con el grupo más internacionalista, y acepta que los trabajadores de cada país
luchen en la guerra a favor de sus gobiernos racionales, e indirectamente, de
sus respectivas burguesías. Propenden una vía no revolucionaria al socialismo.
A éste se llegaría –sostenían- implementando progresivas reformas en el sistema
capitalista, que por sus tendencias espontáneas a la concentración y
centralización económicas, llevaría a traspasar áreas de actividad de la esfera
privada a la del Estado.
Conforman partidos
socialdemócratas, que se integran a la vida parlamentaria de sus países, e
impulsan transformaciones sociales por la vía jurídica. Esto supone aceptar
cierta “neutralidad” del aparato del Estado, que ya no sería un Estado de
clase, sino un poder universal externo a éstas. Sus plasmaciones más concretas
son el derecho laboral y el derecho de la previsión social, cuyo origen, en los
países centrales, es anterior a 1929.
A partir de las reformas
Keynesianas de las economías capitalistas desde 1930 en adelante, tanto los
partidos socialdemócratas, como los laboristas, demócratas y radicales, tienden
a adoptar posturas económicas de tipo Keynesiano: pacto social entre capital y
trabajo, mejoras sociales y económicas para la clase trabajadora,
redistribución de ingresos, crecimiento de la intervención económica del
Estado, política monetaria activa, tributación progresiva, etc.
En este nuevo esquema
reformista-socialdemócrata, la función de los sindicatos es central, dado que
por un lado contienen la combatividad de los trabajadores, pero por otro
defienden sus reivindicaciones salariales y jurídicas frente a la clase
dominante.
El modelo es exitoso desde la
segunda posguerra hasta fines de la década de 1960. La clase obrera transforma
su demanda política, por demanda de bienes de consumo. Se expande el fordismo y
el consumismo en los países capitalistas centrales.
La expansión masiva y
generalizada del sistema de educación pública, y la implantación de la
educación técnica integrada al crecimiento industrial son una conquista
efectiva de esta corriente política.
En los países periféricos, en
cambio, la política Keynesiana reformista, no es socialdemócrata, sino
populista. Estos países, a diferencia de los centrales, no cuentan con clase
obrera y burguesía industrial suficientemente organizadas, en las que se pueda
apoyar el pacto keynesiano. Entonces el Estado tiene mayor protagonismo, y al
mismo tiempo que aplica políticas reformistas, construye “desde arriba” sus
propias bases sociales. Esta versión se emparenta con el nacionalismo
periférico, y en Argentina, con el peronismo.
Nacionalismo.
Centra su discurso en la
“Nación” entendida como una comunidad relativamente homogénea y armónica, que
tiene una cultura común, y un destino de realización, que otras naciones e
intereses foráneos, pretenden impedir.
Usualmente encuentra en el
Estado y las corporaciones (sindicatos tanto obreros como patronales) el
instrumento organizativo que lleve adelante este proceso.
El nacionalismo adquiere un
signo diferente según se ubique en los países centrales o en los países
periféricos. El primero, se convierte en colonialismo o imperialismo. En tanto
que el Nacionalismo de los países periféricos, se expresa en la resistencia
nacional contra las tendencias coloniales e imperialistas de los primeros.
Como reacción a la
mundialización capitalista, podemos también distinguir dos tipos de
nacionalismo. Por un lado, un nacionalismo conservador, imbuido de elementos
religiosos, que hace hincapié en los aspectos “espirituales” de la
nacionalidad, que tiende a naturalizar las diferencias sociales al interior de
cada nación, como por ejemplo, el nacionalismo islámico. Por otro lado, cuando
el nacionalismo periférico se opone radicalmente a la mundialización, extiende
la crítica anti-capitalista al interior de sus propios países. En estos últimos
casos, ha tomado buena parte de sus componentes ideológicos del marxismo, y más
recientemente del ambientalismo. Su creación teórica más importante es la
teoría de la dependencia, según la cual, los países periféricos no son
“atrasados” sino que están desarrollados, en función de las conveniencias de
los países centrales, y no de sus propios intereses y necesidades.
Una discusión clave, para esta
última corriente, es el papel que puede o no cumplir la burguesía “nacional” en
la periferia. Para algunos esta clase capitalista autóctona puede impulsar el
crecimiento nacional, enfrentándose con los intereses del capitalismo
transnacional. Para otras corrientes, más radicales, la burguesía local solo
puede ser un socio menor del capital transnacional, de modo que la construcción
de la nación, solo puede quedar en manos de la clase obrera, el campesinado y/o
la masa de población marginal, bajo la forma de una revolución anticapitalista.
Un rasgo común de los
nacionalismos es denunciar el carácter antinacional del aparato educativo
heredado. El sistema escolar público copiado de los países capitalistas
avanzados sería un ejercicio de “colonización pedagógica” tendiente a mantener
adormecidas las potencialidades nacionales. Al contrario, se requeriría una
educación nacional, que permita al pueblo reconocerse como nación, reforzar su
identidad, y su potencial realizador.
Peronismo.
No se puede definir el
Peronismo. Pero sí es factible caracterizarlo. Es el fenómeno político
argentino más importante del siglo XX, cuyos efectos aún perduran. Surge a
partir de un proceso de industrialización incipiente, en condiciones de aguda
explotación de la clase trabajadora, en un contexto internacional (fin de la
segunda guerra mundial) particularmente propicio para la economía argentina. A
partir de la intervención del ejército, el entonces Coronel Juan Domingo Perón
accede a la subsecretaría de Trabajo y Previsión, y desde allí teje un
entramado de relaciones de nuevo tipo con el movimiento obrero, que a partir de
1945 se transforma en protagonista de masas excluyente de la historia
argentina.
En lo socioeconómico, el
peronismo originario (1945/1955) es una aplicación populista del modelo
Keynesiano, con un fuerte protagonismo estatal, redistributivo, nacionalista, y
por momentos, antiimperialista.
El factor político ideológico
es un aglutinante fundamental en el peronismo. El carisma del líder, los
beneficios materiales concretos para los sectores populares, el crecimiento sin
precedentes de la industria local, lo transforman en componentes centrales de
la identidad política de los sectores populares.
Su creación institucional más
importante es la Constitución Nacional de 1949, que además de consagrar los
derechos sociales, establece la función social de la propiedad, la
nacionalización de los recursos naturales, y el rol directriz del Estado en la
Economía.
La educación peronista
originaria (1945/1955) permitió la incorporación masiva de la población al
sistema de educación pública, e institucionalizó un subsistema de educación
técnica a la medida de las necesidades de los obreros y de la industria.
La nota distintiva del
peronismo es la construcción populista: la articulación un discurso sintético/
antagónico, que al marcar la existencia de otro (la antipatria, la oligarquía,
etc.) permite condensar la identidad de un nosotros (el pueblo –peronista-) que
se le enfrenta. El discurso populista, al alimentar el antagonismo pueblo-
antipueblo, construye la identidad popular, bajo el signo peronista, que aún
perdura.
En vida de su líder, el
peronismo se reconocía como un “movimiento” en el que convergían distintas
corrientes: militares, miembros de la iglesia, sindicalistas de izquierda, ex
dirigentes radicales y militantes de la derecha nacionalista.
La proscripción del peronismo,
desde 1955, activa una dinámica autónoma de los sectores populares peronistas
que dan preeminencia a su ala izquierda. A su retorno, en 1973, Perón intenta
rebalancear el movimiento, dándole preeminencia al ala derecha. A su muerte, el
peronismo queda en estado de guerra entre tendencias internas y desorden
generalizado, que recién se supera promediando la década del 1980, cuando se
institucionaliza como partido justicialista.
La presencia mayoritaria de la
identidad peronista en los sectores populares argentinos, hace que las
principales tendencias políticas de las últimas décadas, se vean reflejadas en
la propia interna peronista, de modo que puede camibar el modelo de Estado y la
política económica, mientras permanece el partido justicialista en el gobierno.
https://youtu.be/rwZxKZG-fb4
https://youtu.be/rwZxKZG-fb4
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